El backstage de Santa Cruz Week no solo fue el corazón creativo de los desfiles, sino también un espacio de vivencias inolvidables y conexiones genuinas. Durante dos días llenos de moda y belleza, un equipo humano extraordinario se unió no solo para entregar su talento y profesionalismo, sino también para construir lazos de amistad y camaradería. Cada miembro del equipo, desde los diseñadores, maquilladores, peinadores y modelos, hasta los estudiantes y organizadores, aportó su magia en cada detalle. Lo que realmente destacó fue la empatía y la cercanía con las que se trabajó, logrando que el proceso creativo fuera mucho más que un trabajo: se convirtió en una experiencia enriquecedora.

Estos dos días fueron un reflejo de cómo el trabajo en equipo y el talento pueden transformarse en momentos únicos, donde la moda no solo brilló en la pasarela, sino también detrás de ella, entre sonrisas, apoyo y lazos que perdurarán más allá del evento.