Daniel Chin, es un destacado fotógrafo de nuestro medio, quien llegó a Bolivia como misionero, y luego decide quedarse a vivir en Santa Cruz conquistado por el amor de una boliviana, con quien se casó. Nació en Seul Corea, pero luego se fue a vivir a Estados Unidos con su familia. Carismático, perfeccionista y muy profesional en su trabajo como fotógrafo. Nos cuenta que lo que más le gusta de Bolivia es la sencillez y calidez de su gente. Entre sus comidas favoritas está la sopa de maní, el churrasco y en Sucre quedó enamorado del Pique macho.
Quienes lo conocen saben lo divertido y sin filtro que es para trabajar, se conecta con sus clientes para darles una experiencia memorable en cada sesión de fotos. Una de las características de su trabajo es crear un buen concepto y ambiente para la sesión, escuchar que ese cliente diga “Me encanta” o seguir por varias horas más, hasta lograr la foto esperada. Perfeccionista y muy detallista, su palabra “Repitamos” es uno de sus secretos para lograr esa imagen perfecta.
Nos confiesa que el retrato es uno de sus trabajos favoritos, donde puede perfeccionar la imagen con la iluminación, el color, y crear una muestra que cautive y transmita la emoción de la persona a la que está fotografiando. Cuando le toca elegir un rostro para retratar, se decide por modelos de ojos grandes y cejas naturales, ya que puede lograr imágenes más impactantes con ojos más llamativos. También disfruta mucho de las fotografías de paisajes, producciones de moda y de los trabajos más comerciales, ya que cada uno de ellos es un reto para él, transmitir el mensaje correcto con solo una imagen y lograr además armonía, es muy importante en este tipo de trabajos y campañas publicitarias.
Hace cuatro años decide dedicarse profesionalmente a la fotografía, aunque hacer fotos siempre fue parte de sus actividades favoritas. Ha fotografiado a más de cien modelos en Bolivia, y tiene muchas seguidoras a quienes les encantaría tener una experiencia fotográfica con Daniel, porque además de las fotos de calidad que tendrán en su perfil, no olvidarán el momento especial del photo shoot.
Entre sus anécdotas siempre recuerda las veces que se soltó el tiro de la blusa a la modelo, quedando medio desnuda y algunas hasta se quedaron sin la blusa para continuar la sesión… “Es un poco incómodo este tipo de situaciones”, pero si se trata de hacer un desnudo por ejemplo, no dudaría en hacerlo como parte de su trabajo.
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Tiene un buen movimiento en sus redes sociales y recientemente festejó su 40.000 seguidores en Instagram. Nos cuenta que empezó con la movida en redes intentando crear un contenido de calidad y en tan solo un año aumentó de 11.000 a 40.000 fans. Lo que más le gusta de las redes sociales es la interacción con la gente, escuchar a su comunidad, saber lo que piensan, y tener un contacto divertido y casual.
Le gusta dar clases de fotografía, y ya viene haciéndolo por 2 años. Entre sus planes tiene pensado abrir una escuela de fotografía, ya que hay muchas personas que quieren dedicarse profesionalmente a este rubro, y con su experiencia puede enseñarles sus trucos, y nuevas técnicas y estilos. Además siente una gran satisfacción cuando ve que sus alumnos empiezan a destacarse con sus fotos… “Me alegra haberles dado mi experiencia y algunos tips”. Para los que quieran seguir el camino de la fotografía, les recomienda… “Solo deberían empezar si realmente les apasiona, porque en el camino encontrarán muchos obstáculos y dificultades, si no tienen amor y pasión en lo que hacen, lo van a dejar con facilidad y perderán el tiempo”
Agradecemos a Daniel por el tiempo de trabajo con Revista Cool, más de 2 años compartiendo bellas experiencias. Hemos aprendido mucho de él como ser humano y profesional, por su perfeccionismo, por la calidad de su imagen y por el ambiente tan especial de trabajo que le entrega a cada sesión. Esperamos seguir juntos por mucho más tiempo, es un gran amigo de la casa y parte de nuestro equipo Cool de trabajo.